El Vértigo Paroxístico Benigno de la Infancia (VPBI) es un trastorno episódico que se presenta en niños pequeños, generalmente entre 1 y 4 años. Se caracteriza por episodios recurrentes, breves y súbitos de vértigo o desequilibrio que se resuelven espontáneamente.
Se considera un precursor o una variante de la migraña. Los niños afectados suelen tener antecedentes familiares de migraña y pueden desarrollar migrañas típicas (con o sin aura) en la adolescencia o edad adulta.
Es crucial descartar otras causas de vértigo o ataxia. El VPBI es un diagnóstico de exclusión.
La mayoría de los episodios son tan breves que no requieren intervención. El manejo se centra en la tranquilidad y la seguridad.
Si la historia clínica y la exploración son típicas de VPBI, no suelen ser necesarias pruebas complementarias. Se reservan para casos atípicos o si hay dudas diagnósticas.
Suelen ser normales. Pueden ayudar a descartar patología del oído interno.
Indicado si se sospechan crisis epilépticas. Es normal en el VPBI.
IMPRESCINDIBLE si hay signos de alarma, exploración neurológica anormal o una presentación atípica para descartar lesiones estructurales, especialmente en fosa posterior.
El tratamiento profiláctico rara vez es necesario debido a la naturaleza benigna y la tendencia a la resolución espontánea. Se considera solo si los episodios son muy frecuentes e incapacitantes.
Fármaco | Dosis Pediátrica | Presentaciones Comunes |
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Ciproheptadina | 0.2-0.4 mg/kg/día, dividido en 2-3 dosis | Solución oral, comprimidos |
Propranolol | 0.5-2 mg/kg/día, dividido en 2-3 dosis | Solución oral, comprimidos |
Topiramato | Inicio 1 mg/kg/día, titular lentamente hasta 3-5 mg/kg/día | Cápsulas, comprimidos |
*Nota: El uso de estos fármacos para VPBI es off-label. La decisión debe ser individualizada y supervisada por un neuropediatra.
La base del manejo es la educación y la tranquilidad familiar.
Explicar la relación con la migraña y su excelente pronóstico a largo plazo.
Aunque menos comunes que en la migraña, se pueden buscar posibles triggers como fatiga, estrés o cambios bruscos de posición.
Asegurar un descanso adecuado y regular puede disminuir la frecuencia de los episodios.
Animar a los padres a llevar un registro de los episodios puede ayudar a objetivar la frecuencia y a identificar patrones.